jueves, 2 de agosto de 2007

LOS FRUTOS DEL CORAZÓN HUMANO


La tradición sufí cuenta la historia de um rey que buscaba buenos pintores para decorar su palacio. Dos equipos – uno griego y otro chino - comparecieron con sus mejores artistas, tratando de conseguir un trabajo que rendiría millares de monedas de oro.
Como test, el rey pidió que cada uno decorase una de las paredes de una de las salas. Para que un grupo no viese el trabajo del otro, eligió paredes opuestas y puso una cortina en el medio.
Los chinos pintaron la suya con el mayor cuidado, mientras que los griegos apenas pulían sin parar la superficie de la otra. Llegó finalmente el día en que el rey resolvió sacar la cortina y comparar los resultados.
De un lado vió uma hermosa pintura china. En la otra pared, que había sido pulida hasta transformarse en un espejo, el rey también vió la hermosa pintura china – pero con su propia imagen al medio.
- Este es el mejor – dijo el rey. Y los griegos ganaron el empleo, porque supieron lidiar con la vanidad ajena.