domingo, 17 de mayo de 2009

--- patios cordobeses...


"Desde olvidadas calles de sol y reverberos de cielo y cal, intacto en la penumbra del tiempo y sus cancelas, aquel patio de Córdoba a tu memoria vuelve..." Mario López, escritor.
Ayer pasé el día en Córdoba de patios. ¿Sabéis que Córdoba está de fiesta?
Lo de Córdoba en Mayo es especial. No se trata de un par de días, ni una semana, no... es el mes completo de fiestas. Primero las cruces de mayo, después los patios, y culmina con la feria en la última semana del mes.

Bueno, pues estuve de patios... No los había visto nunca, así que tiré de agenda y me busqué a mi amiga Lola (guapa cordobesa donde las haya...), que como además lo está pasando un poquillo mal porque se ha roto un brazo puessss le dijeee... "Lolilla, anda vente conmigo y me enseñas los patiosss". A mi Lola, que le va la marcha, pues le faltó tiempo pa subirse en lo arto de los tacones y salír andando (bueno, en BMW, xD...). Además, en confianza, me hacía falta desconectar de estas cosas raras que me están pasando ultimamente; fijar la vista en la maravillosa tonalidad de grises que tiene la vida después de estár quince días como una pelota de tenis entre blancos y negros.

¿Que qué es eso de los patios cordobeses?... pues una maravillosa costumbre que tenemos desde hace mucho tiempo por aquí abajo y que en Córdoba se eleva a la categoría de arte y que cuidan como nadie. Se trata sobre todo de acicalar floridamente los patios de las casas de vecinos con plantas y flores. Gitanillas, claveles, pensamientos, buganvillas,... Contraste entre el blanco de la cal (en verdad ya pintura de exterior del Carrefour, xd...) y morados, amarillos, rojos, rosas, verdes... Ains que bonito, muy relajante... ¿y el sonido del agua de la pila o la fuente (solo un chorrito sobre el agua, solo un chorrito, por favor), que te parece?

Nos hartamos de andar y de ver patios; me dieron ganas de haberme quedado más tiempo, pero ayer no podía ser. Invité a mi Lola a comer naranjas con bacalao (manjar de dioses, pardiez...) y un buen flamenquín cordobés; cafelito y un tiramisú (aisss, el azucarrrr) en la Plaza de las Tendillas. Me gustó, me gustó...

Un besillo, Lola... ayer, aunque no te dieras cuenta... te utilicé para arreglar muchas cosas internas mías... Fuí a descubrir los grises entre el blanco y el negro... y me encontré un maravilloso mundo de colores a explorar. Hoy ya estoy mejor; gracias amiga mía.